Muchos asentamientos humanos se encuentran hoy en día situados en zonas de riesgo por factores ambientales o en zonas de interés político, territorial y económico. Frente a esto la relocalización de viviendas ha sido una respuesta, muchas veces de manera reactiva, ante situaciones de emergencia. Sin previa planificación en la mayoría de los casos, esto ha causado efectos negativos derivados del descontento por desarraigo que manifiestan los afectados, dificultando la adaptación y potenciando el deterioro de la calidad de vida en la ciudad. Es por esto que la identificación de tipologías arquitectónicas que favorezcan el
arraigo constituye un paso clave en la preparación del escenario para eventuales catástrofes en las ciudades que presentan el riesgo de ser afectadas. Esta investigación propone un procedimiento metodológico para conocer la relación entre la forma arquitectónica y la formación de vínculos de arraigo en una nueva vivienda tras un proceso de erradicación, a partir del caso de las relocalizaciones en Constitución tras el 27 de febrero de 2010. Los resultados obtenidos recalcan el tejido social como factor clave a la hora de establecer vínculos. Sin embargo se reconoce cómo éste se ve dificultado en gran medida por la falta
de espacio destinado al encuentro barrial o la poca atención al diseño arquitectónico del entorno de la vivienda
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Muchos asentamientos humanos se encuentran hoy en día situados en zonas de riesgo por factores ambientales o en zonas de interés político, territorial y económico. Frente a esto la relocalización de viviendas ha sido una respuesta, muchas veces de manera reactiva, ante situaciones de emergencia. Sin previa planificación en la mayoría de los casos, esto ha causado efectos negativos derivados del descontento por desarraigo que manifiestan los afectados, dificultando la adaptación y potenciando el deterioro de la calidad de vida en la ciudad. Es por esto que la identificación de tipologías arquitectónicas que favorezcan el
arraigo constituye un paso clave en la preparación del escenario para eventuales catástrofes en las ciudades que presentan el riesgo de ser afectadas. Esta investigación propone un procedimiento metodológico para conocer la relación entre la forma arquitectónica y la formación de vínculos de arraigo en una nueva vivienda tras un proceso de erradicación, a partir del caso de las relocalizaciones en Constitución tras el 27 de febrero de 2010. Los resultados obtenidos recalcan el tejido social como factor clave a la hora de establecer vínculos. Sin embargo se reconoce cómo éste se ve dificultado en gran medida por la falta
de espacio destinado al encuentro barrial o la poca atención al diseño arquitectónico del entorno de la vivienda
